Hoy nos toca Bruselas, la capital de Bélgica, la sede administrativa de la Unión Europea y…un millón de cosas más. Pero lo que nos importa hoy aquí es su espíritu, porque no todo son edificios enormes,  hombres trajeados y reuniones del G8. 

Bruselas son sus parques, su gente y, bueno, su chocolate claro.

Porque si hay algo famoso en Bélgica es el chocolate…y las patatas fritas…y la cerveza. La verdad es que es un lugar genial para comer, de hecho es uno de los países con más estrellas Michelín por habitante del mundo. Y una cosa os pedimos, aunque no nos hagáis caso en nada más, por favor, por favor, probad los gofres.

Pero bueno, hablando de cerveza, la primera visita obligada para cualquier viajero es el maravilloso Delirium, el bar con el record Guiness en variedades de cerveza, da igual la que quieras, la tienen. Y si no sois cerveceros, tampoco importa, porque lo importante es el ambiente, la buena música y la cantidad de viajeros que os podéis encontrar.

Pero tened cuenta si os pedís uno de los copazos que tienen, que hemos visto a más de uno tirárselo por encima. Y sí, copazos, literalmente copazos, que para poder beber cerveza de ahí te piden una fianza de hasta 40 euros.

Eso en cuanto a la cerveza pero si sois más de dulce no os preocupéis que levantáis una piedra y aparecen tres chocolaterías. Bélgica es uno de los mayores productores de chocolate del mundo, los hay de todos los tipos, formas y colores. Es como estar en el paraíso vamos.

 

Cambiando de tema, es muy posible que hayáis oído hablar del Manneken Pis, una estatua que simboliza el espíritu independiente de la ciudad situada en el mismísimo centro histórico. Lo cierto es que es solo un niño meón de 60 centímetros pero como símbolo de la ciudad es también visita obligada. Y tranquilos, que si os sabe a poco tenéis a la hermanita justo al lado del Delirium.

Siguiendo con un poquito de historia, la ciudad está repleta de museos pero nosotros queremos destacar el Museo de Instrumentos Musicales y no por las piezas que contiene, que también, sino por el edificio en sí mismo, además no hace falta pagar entrada para subir y tomarte un café disfrutando de las vistas que ofrece.

 

Y de música y relax sigue la cosa, porque Bruselas es uno de los pulmones de Europa, una ciudad con un parque en cada esquina y cada uno más bonito que el anterior. Un sitio perfecto para echarse una buena siesta, palabra.

Pero es que además siempre hay buen ambiente, no es extraño encontrarse con una jam session improvisada o gente haciendo piruetas. Y es que Bruselas es una ciudad que invita a eso, o a cantar y tocar la guitarra en el ático de un edificio, aunque eso nunca lo hemos hecho por supuesto, que a ese ático no se podía pasar…

Bruselas, la ciudad que salvó Tintin

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